Oumuamua es un objeto interestelar que atraviesa el sistema solar.

Cuando lo vieron por primera vez, en octubre de 2017, varios telescopios siguieron su trayectoria por tres noches, hasta que lo perdieron de vista.

No era un objeto normal. Medía 400 metros de largo, su ancho era diez veces menor y su superficie era rojiza. Rotaba de manera veloz, tenía una trayectoria caótica y su brillo cambiaba de manera abrupta.

Fue descubierto en una órbita altamente hiperbólica por Robert Weryk el 19 de octubre de 2017 con observaciones hechas por el telescopio Pan-STARRS cuando el objeto estaba a 0,2 UA (30 000 000 km) de la Tierra. Inicialmente se pensó que era un cometa (clasificado como C/2017 U1), pero al observar que no tenía actividad se lo reclasificó como un asteroide (A/2017 U1) una semana después.

Este es probablemente el primer ejemplo de un objeto interestelar que nos visita, que parece provenir aproximadamente de la dirección de la estrella Vega en la constelación de Lira.​ Esta dirección está cerca del ápex solar, la dirección más probable para las aproximaciones de objetos de fuera del sistema solar.​ Pero se desconoce cuánto tiempo el objeto ha estado flotando entre las estrellas en el disco galáctico.

El 25 de octubre de 2017, en imágenes tomadas en el Very Large Telescope (VLT), se encontró que el objeto no mostraba presencia alguna de coma. En consecuencia, el objeto se renombró como A/2017 U1, convirtiéndose en el primer cometa que se volverá a designar como asteroide.​

La falta de coma indica que debe haberse formado dentro de la línea de congelamiento del sistema estelar del que se originó, o ha estado en la región interna de ese sistema estelar el tiempo suficiente para que todo el hielo se sublime.

¿Por qué este nombre tan raro?

El nombre proviene del hawaiano ʻoumuamua, que significa explorador (de ʻou, que significa ‘alcanzar’, y mua, reduplicado por énfasis, que significa ‘primero, antes de’​), describiendo que este objeto es como un explorador o mensajero enviado desde el más antiguo pasado para llegar a la humanidad. Se traduce aproximadamente como «primer mensajero distante». El primer signo es una ʻokina hawaiana, no un apóstrofo, y se pronuncia como una oclusión glotal; el nombre fue elegido por el equipo del Pan-STARRS​ tras consultarlo con Kaʻiu Kimura y Larry Kimura de la Universidad de Hawái en Hilo.​

Antes de que se decidiera el nombre oficial, se sugirió el nombre de Rama, nombre dado a una nave extraterrestre descubierta en circunstancias similares en la novela de ciencia ficción de 1973, Cita con Rama, de Arthur C. Clarke.​

¿Objeto extraterrestre?

Avi Loeb, catedrático de Astrofísica de la Universidad de Harvard, sostiene que se trata de la primera evidencia de vida extraterrestre inteligente, y ahora ha desarrollado esta hipótesis en su libro Extraterrestre (Editorial Planeta).

Hay tres razones que han empujado a Loeb a pensar así. La primera es su extraordinaria geometría. Oumuamua se asemeja a un puro gigantesco que navega a la deriva por el espacio. Con aproximadamente cien metros de largo y nueve metros de ancho, se trata de la estructura más alargada que se ha visto nunca en un asteroide o cometa.

Después, está su no menos extraña luminosidad. El objeto es muy brillante, al menos diez veces más que los demás asteroides típicos del Sistema Solar.

Sin embargo, lo más desconcertante para el astrofísico israelí es su trayectoria. «Cuando Oumuamua se aceleró en su camino alrededor del Sol, su trayectoria se desvió de la que cabría esperar por la mera gravedad de nuestra estrella. No había ninguna explicación obvia del motivo. Este fue, para mí, el dato más desconcertante de los que se acumularon durante las cerca de dos semanas que pudimos observar a Oumuamua», escribe en su libro.

Entonces, ¿qué era en realidad ese objeto que cruzó precipitadamente ante los atónitos ojos de astrónomos de todo el mundo? Avi Loeb lo tiene muy claro: Oumuamua es un vestigio tecnológico de una civilización inteligente. Algo parecido a lo que comúnmente se conoce como «basura espacial», pero de origen alienígena.

Para él, la clave está en esa inesperada desviación. Las leyes físicas permiten predecir sin margen de error la trayectoria de cualquier objeto natural alrededor del Sol. Pero Oumuamua no las acató. Y tampoco experimentó la desgasificación propia de los cometas.

¿Por qué hizo lo que hizo? Loeb sostiene que «se comportó como lo haría una vela solar impulsada por la radiación del Sol». Estas velas, que se basan en una tecnología aún muy incipiente a nivel humano, suponen un método de propulsión capaz de aprovechar el empuje producido por diversas fuentes externas, como la radiación o el plasma del viento solar. De igual manera que las velas de los barcos se aprovechan de la fuerza del viento para impulsarlos.

Loeb formuló hace tiempo su hipótesis de que Oumuamua era en realidad el vestigio de un naufragio estelar, similar a los restos de barcos que flotan a la deriva en el océano. 

Fuentes:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-46133510

https://es.wikipedia.org/wiki/1I/%CA%BBOumuamua

https://www.rtve.es/noticias/20210213/oumuamua-primera-evidencia-extraterrestre-inteligente-avi-loeb-universidad-harvard/2074111.shtml

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