A principios del siglo XX, con el objetivo de atraer a cada vez espectadores a las salas de cine, el contenido de las producciones cinematográficas comenzó a radicalizarse cada vez más.
Violencia, sexo y droga eran contenidos que se mostraban cada vez con mayor crudeza en las pantallas de la época.
Líderes religiosos preocupados por la degradación moral que esto podía provocar, sobre todo en ojos de los jóvenes y en temas tan preocupantes como el sexo promovieron una especie de boicot a las salas de cine para que la población no se «perdiese». Sobre todo los católicos dejaron de ir al cine.
Los magnates de la industria del cine y del entretenimiento se preocuparon y quisieron reaccionar. Esto ocasionaba grandes pérdidas e incluso la ruina en su sector. Tenían que hacer algo para volver a llenar sus salas y que los espectadores no sintieran que contradecían su dogma religioso cuando entraran en las salas.
Comenzó la industria del cine a autocensurarse, pero cada cual a su manera. Poco a poco fueron minimizando sus contenidos más fuertes intentando intuir cuales eran los contenidos que debían evitar para no ofender ni los sentimientos religiosos ni morales del pueblo.
Pero esto no logró satisfacer del todo a los más devotos fieles de la religión y de la moral y decidieron encargar todo el peso de la forma de hacer censura a una persona con un curriculum respetable por los más sensibles.
Uno de los líderes del Partido Republicano de la época, William H. Hays, que era también uno de los principales miembros del MPAA creó un código que describía lo que era considerado moralmente aceptable. El código tomó por nombre e hizo famoso su apellido; fue conocido por «el Código Hays». Fue un código de producción cinematográfico que determinaba, en las producciones estadounidenses, con una serie de reglas restrictivas, qué se podía ver en pantalla y qué no.
Aunque establecido en 1930, se aplicó desde 1934 hasta que se abandonó en 1967, para dar lugar al nuevo sistema de Clasificación por edades de la MPAA. De hecho el modo de hacer del cine en Estados Unidos cambió, se hizo menos abierto a la crudeza social, menos naturalista, más críptico (a veces logró ser sugestivo por indirecto; y de las películas sonoras anteriores a 1934 se habla del periodo «pre-code»).
El código constituyó un sistema de censura, que prohibía la exhibición en Estados Unidos de la mayoría de las películas europeas o independientes que a menudo violaban el estilo de Hollywood.
El contenido del código. Prohibiciones.
Principios generales
- No se autorizará ningún film que pueda rebajar el nivel moral de los espectadores. Nunca se conducirá al espectador a tomar partido por el crimen, el mal, el pecado.
- Los géneros de vida descritos en la película serán correctos, teniendo en cuenta las exigencias particulares del drama y del espectáculo.
- La ley, natural o humana, no será ridiculizada y la simpatía del auditorio no irá hacia aquellos que la violentan.
Crímenes
- La técnica del asesinato deberá ser presentada de manera que no suscite imitación.
- No se mostrarán los detalles de los asesinatos brutales.
- La venganza, en nuestros días, no será justificada.
- Los métodos de los criminales no deberán ser presentados con precisión.
- Las técnicas del robo, de la perforación de cajas fuertes y el dinamitado de trenes, minas y edificios, no deben ser detalladas.
- Se observarán las mismas precauciones en lo que concierne al incendio voluntario.
- La utilización de armas de fuego será reducida al mínimo estricto.
- La técnica del contrabando no será expuesta.
- El tráfico clandestino de drogas y uso de éstas no serán mostrados, en ninguna película.
- Fuera de las exigencias propias de la trama y de los personajes, no se dará lugar al alcohol en la vida norteamericana.
Vulgaridad
Abordando temas groseros, repugnantes y desagradables, pero no necesariamente malos, se deberá atender a las exigencias del buen gusto y se respetará la sensibilidad del espectador.
Alcohol
El uso de alcohol nunca se debe representar de manera excesiva. En las escenas de la vida americana, las exigencias de la trama y de una pintura satisfactoria de los personajes pueden sólo justificar su existencia e incluso en ese caso, el realizador deberá dar pruebas de moderación.
Religión
Los ministros del culto en sus funciones de ministros de culto no serán mostrados nunca bajo un aspecto cómico o crapuloso. Los sacerdotes, los pastores y las religiosas nunca se podrán mostrar capaces de un crimen o de un grupo impuro.
Blasfemias
Las blasfemias intencionales y todo propósito Irreverente o vulgar, están prohibidas bajo todas sus formas. El personaje de Cristo debe ser tratado con respeto. Cristo no es tema para una comedia. Iguales reglas regirán en lo que atañe a la Santa Virgen.
El Código de Producción no dará consentimiento al empleo en un film de ninguna de las palabras de la lista siguiente, que no es exhaustiva:
- Dios: Señor; Jesús; Cristo (empleado con irreverencia);
- Mierda, Kilombo; Jodido; Jodedor, Caliente (referido a una mujer); Virgen; Puta: Mariquita; Cornudo; Hijo de puta; Metido;
- Chistes de W.C.: Historietas de viajantes de comercio y de hijas de granjeros;
- Condenado; Infierno (salvo cuando estas dos últimas palabras son Indispensables y necesarias a la representación, en un contexto histórico correcto, en una escena a un diálogo, fundamentados sobre un hecho histórico o folklórico o a raíz de una cita bíblica, en su contexto, o una cita literaria, y a condición de que no se haga ningún empleo de esas palabras que no sea conforme al buen gusto o reprensible en sí).
La sexualidad
El carácter sagrado de la institución del matrimonio y del hogar será mantenido. Los films no dejarán suponer que formas groseras de relación sexual son cosa frecuente o reconocida.
- El adulterio y todo comportamiento sexual ilícito, a veces necesarios para la Intriga, no deben ser objeto de una demostración demasiado precisa, ni ser justificados o presentados bajo un aspecto atractivo.
Escenas de pasión:
- No deben ser introducidas en la trama salvo que sean indispensables.
- No sé mostrarán besos ni abrazos de una lascividad excesiva, de poses o gestos sugestivos.
- En general, el tema de la pasión debe ser abordado de manera que no despierte emociones viles o groseras.
- Seducción o violación: Nunca deben aventurarse más lejos, en este dominio, que de la alusión y esto únicamente cuando la trama no pueda evitarlo. Estos temas nunca deben ser objeto de una descripción precisa. Incluso la descripción de la víctima debatiéndose ante la violación está prohibida.
Nunca son convenientes para una comedia:
- Las perversiones sexuales y toda alusión a éstas está prohibida de manera positiva.
- Nunca se tratará el tráfico de blancas.
Decisiones particulares sobre la sexualidad
Por respecto al carácter sagrado del matrimonio y del hogar el “triángulo” –si se entiende por tal el amor de un tercero por una persona ya casada— será objeto de un tratamiento particularmente circunspecto. No debe presentar la institución del matrimonio como antipática.
Las escenas de pasión deber ser tratadas sin olvidar qué es la naturaleza humana, y cuales son las acciones habituales. Numerosas escenas no pueden ser presentadas sin despertar emociones peligrosas en los jóvenes, los retardados y los criminales.
Incluso en los límites del amor puro, hay hechos cuya presentación ha sido siempre considerada por los juristas como peligrosas.
Cuando se trata de un amor impuro, de un amor que la sociedad siempre ha tenido por malo o que la ley divina condena, importa observar las reglas siguientes:
- Un amor impuro nunca debe parecer atractivo o hermoso.
- No debe ser objeto de una comedia o de una farsa o utilizado para provocar la risa.
- No debe originar en el espectador el deseo o una curiosidad malsana.
- No debe parecer justo ni permitido.
- En general, no se deben detallar ni en el método ni en la manera.
Vestuario
- El desnudo completo no se admite en ningún caso. Esta prohibición alcanza al desnudo de hecho, al desnudo en siluetas y a toda visión licenciosa de una persona desnuda a la vista de otros personajes del film. Se prohíbe igualmente mostrar los órganos genitales de los niños, comprendidos los de los recién nacidos.
- Los órganos genitales del hombre no se deben delatar bajo un ropaje de bolsas o de pliegues sugestivos. Si un tema histórico exige un pantalón ajustado, la forma característica de los órganos genitales debe ser suprimida en la medida de lo posible.
- Los órganos genitales de la mujer no deben delatarse bajo un tul, ni en sombras ni como un surco. Toda alusión al sistema capilar, incluidas las axilas, está prohibida.
- Las escenas de quitarse las ropas deben evitarse si no son indispensables para la trama. En lo sucesivo queda prohibido mostrar a las mujeres quitándose las medias. Nunca un hombre deberá quitar las medias a una mujer. No está permitido para los hombres quitarse el pantalón. Si el argumento lo exige, se les puede mostrar con el pantalón ya quitado a condición, sin embargo, de presentarlos con una ropa interior conveniente.
- Las exhibiciones están prohibidas. El ombligo también.
- Los vestuarios de la danza que permitan exhibiciones inconvenientes y movimientos indecentes durante la danza están prohibidos.
Decisiones particulares sobre el vestuario
Se ha decidido que las medidas tomadas por el Código de Producción en lo que atañe al vestuario, el desnudo, las exhibiciones indecentes no se deben interpretar de manera que se excluyan escenas auténticamente fotografiadas en países extranjeros que muestran la vida indígena en ese país, si esas escenas forman parte integral de un film que describe exclusivamente la vida indígena, a condición de que esas escenas no tengan nada de reprensible en ellas mismas, que no sean empleadas en ningún film realizado en estudio y que no se subraye en modo alguno en esas escenas las particularidades del cuerpo, el vestuario o la ropa de los indígenas.
Decisiones particulares sobre el desnudo
- El efecto del desnudo o del semidesnudo sobre los hombres y las mujeres normalmente constituidos, y más aún sobre los adolescentes y los retardados, ha sido reconocido con honestidad por los que hacen las leyes y los moralistas.
- De donde se desprende el hecho de que la posible belleza de un cuerpo desnudo o semidesnudo no impide la inmoralidad de su exhibición en el filme. Pues, a pesar de su belleza, el efecto de un cuerpo desnudo o semidesnudo sobre un individuo normal debe ser tomada en consideración.
- El recurso del desnudo o del semidesnudo con el simple propósito de “sazonar” un film debe colocarse entre las acciones inmorales. Es inmoral en su efecto sobre el espectador medio.
- El desnudo en ningún caso puede ser de una importancia vital para la trama. El semidesnudo no debe traducirse en exhibiciones inconvenientes u obscenas.
- Las telas transparentes o translúcidas y las siluetas son con frecuencia más sugestivas que un desnudo.
Baile
- Las danzas que sugieran o representen actos sexuales o pasionales indecentes están prohibidas.
- Las danzas que acentúen los movimientos indecentes serán juzgadas obscenas. Todo menear de caderas y todo moviendo del bajo vientre deben ser vigilados estrictamente.
Decisiones particulares sobre la danza
A la danza se la considera universalmente como un arte y un medio de expresión de emociones humanas particularmente bellas.
Pero las danzas que sugieren o representan actos sexuales, sean ejecutadas por una, dos o numerosas personas, las danzas que tienen por fin provocar reacciones emotivas del público, las danzas que originan movimientos de senos, una agitación excesiva del cuerpo estando inmóviles, son un ultraje al pudor y son malas.
Decorados
- El buen gusto y la delicadeza deben regir la utilización de los dormitorios. Evitar dar demasiada importancia a la cama. Es preferible que las parejas casadas duerman en camas separadas. Si es imposible evitar la cama común, no se permitirá bajo ningún concepto mostrar a la pareja en la cama al mismo tiempo.
Temas reprobables
Los temas siguientes deben ser tratados sin pasar las fronteras del buen gusto:
- El ahorcamiento o la electrocución como castigos legales del crimen.
- El estrangulamiento.
- La brutalidad y lo macabro. Toda alusión a la cópula de un hombre y un cadáver está prohibida y, si se muestra a una muerta, evitar darle un aire seductor.
- La marca con fuego de animales y hombres.
- La crueldad visible hacia animales o niños. La palmada en el trasero está permitida si encuentra una justificación en la trama. Nunca será aplicada sobre las nalgas desnudas.
- La venta de mujeres o una mujer vendiendo su virtud.
- Las operaciones quirúrgicas. Toda visión de un bisturí o de una aguja hipodérmica que penetra en la piel, toda extracción de sangre, están prohibidos.
- Las heridas deben mostrar un mínimo estricto de sangre, incluso en los films de guerra.
William Harrison Hays
William Harrison Hays, vivió desde el 5 de noviembre de 1879 hasta el 7 de marzo de 1954, fue presidente del Comité Nacional Republicano (1918–1921) y Director General de Correos de Estados Unidos desde 1921 a 1922.

Nació en Condado de Sullivan (Indiana). Fue el director de la exitosa campaña de Warren G. Harding para la presidencia de los Estados Unidos de América en las elecciones presidenciales de 1920 y posteriormente fue nombrado Director General de Correos por Harding pero dimitió después de un año en el cargo para convertirse en el primer presidente de la MPPDA (Asociación de Productores y Distribuidores de Cine de América) de los estudios de Hollywood hasta que se jubiló en 1945. En el periodo de la post-guerra, esta organización pasó a llamarse Motion Picture Association of America (Asociación Cinematográfica de América, MPAA). El objetivo de la organización era renovar la imagen de la industria cinematográfica. Su contratación para «limpiar las películas» fue, al menos en parte, una táctica de relaciones públicas y se hizo gran hincapié en sus credenciales conservadoras, incluyendo su papel como diácono presbiteriano y anterior presidente del Partido Republicano.
Hays intentó reducir los costes de los estudios (y mejorar la imagen de la industria en general) aconsejando individualmente a los estudios sobre cómo producir películas para reducir la posibilidad de que la película fuera cortada. Cada consejo mantenía sus «criterios» en secreto. Por eso, Hays estaba obligado a intuir lo que cada consejo permitiría o no permitiría. Al principio, aplicaba lo que llamaba «La Fórmula» pero no fue especialmente exitosa. A partir de él, desarrolló un grupo de pautas que llamaba «Los Nos y los Ten Cuidado».
Los obispos católicos y los laicos tendían a recelar de la censura federal y favorecían el acercamiento de autocensura de Hays; éstos incluían el católico profano y franco Martin Quigley, editor de Exhibitors Herald-World (una revista comercial para expositores independientes). Durante varios meses de 1929, Martin Quigley, Joseph Breen, el padre Daniel A. Lord S.J., el padre FitzGeorge Dinneen S.J., y el padre Wilfred Parsons (editor de Catholic publication America) discutieron sobre la conveniencia de un código para las películas nuevo y más estricto. Con la bendición del cardenal George W. Mundelein de Chicago, el padre Lord autorizó el código, que más tarde se conocería como «El Código de Producción», «El Código», y «El Código Hays» que se presentó a William Hays en 1930.
Los jefes de los estudios estaban menos entusiasmados y todos aceptaron que el Código fuera la regla de la industria, pero con muchos resquicios que permitían que los productores de los estudios ignorasen la aplicación de la oficina de Hays. Desde 1930 hasta 1934, el Código Hays fue solo ligeramente efectivo en la lucha contra las peticiones de censura federal. No obstante, todo se acabó cuando se extendieron las amenazas de boicots católicos a películas inmorales y se redujo la financiación de por gente como Amadeo Giannini (Banco de América). Los estudios garantizaron una autoridad completa a la MPPA para que hiciese cumplir el Código en todos los estudios, creando un régimen relativamente estricto de autocensura que duró décadas.
El Código fue apartado en los años sesenta cuando la MPPA adoptó el sistema de clasificación por edades que se usa actualmente.
Las reflexiones del editor
La historia se repite. Lo escuché siempre, ya desde niño en el colegio. Desde esa infantil perspectiva me parecía exagerado, cuentos de viejos. En la juventud uno cree que tiene las armas para hacer las cosas mejor, diferentes. Uno cree que lo pasado está caduco, que necesita ser renovado, que ahora somos más listos que los de antaño, más inteligentes y mejores. Desde la mirilla en la que vemos al pasado lo vemos superado; hay cosas que es imposible que vuelvan a suceder, es (más bien era) impensable pensar en que cosas como la peste, las guerras en nuestro país, vuelvan a suceder de nuevo. No, impensable, ya hemos aprendido y ahora somos más listos y mejores. Entonces nos llevamos la ostia, el gran sopapo. La vida nos da lecciones, aunque uno no las pida. Luego, claro, los más inteligentes intentarán aprender y los más cazurros inevitablemente se estrellarán.
La historia se repite, es cíclica, una y otra vez lo mismo … Y si no aprendemos de las lecciones que nos caen como golpes, seguiremos igual, porque, como decía, creo que Einstein, haciendo siempre lo mismo tendremos el mismo resultado.
Ahora nos adecuamos cada vez más en lo que se está llamando lo «políticamente correcto», nos autocensuramos, y las grandes empresas de redes sociales cada vez controlan y restringen cada vez más según qué temas. Todo empezó siendo sutil pero ahora ya es una realidad muy presente en todos los ámbitos de nuestra vida. Muy similar a lo que sucedió en la época Pre-Code. En unos años veremos una especie de constitución mundial que dicte lo que debe o no debe decirse si todo sigue así. Porque ya ha pasado, porque hacemos exactamente lo mismo, que hace cien años.
Y cuanto uno más investiga más se da cuenta de lo muy similar que es todo, censura, y hasta la gripe española, su forma de aparecer, la forma de comportarse la sociedad con aquella pandemia es tan igual a lo que está pasando en la actualidad que da miedo, porque lo que siguen son las guerras. Guerras ocasionadas por los mismos motivos que se están gestando de nuevo.
Tenemos que elegir si somos los inteligentes que aprenden de esos sopapos que reciben o si preferimos ser los cazurros que siguen igual indiferentes a los palos que les dan.
Fuentes:
William H. Hays – Wikipedia, la enciclopedia libre
Código Hays – Wikipedia, la enciclopedia libre
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