Adolf Hitler, fue un político, militar y dictador alemán de origen austrohúngaro. Canciller imperial desde 1933 y Führer (líder) de Alemania desde 1934 hasta su muerte, llevó al poder al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán o Partido Nazi, estableciendo un régimen totalitario durante el período conocido como Tercer Reich o Alemania nazi. Inició la Segunda Guerra Mundial al invadir Polonia el 1 de septiembre de 1939 y es una figura clave en la perpetración del Holocausto.
La infancia y la juventud de Hitler
De pequeño el padre de Hitler le azotaba constantemente, siempre tenían discusiones por las malas calificaciones en la secundaria, incluso llegando al punto que a sus 16 años abandonara sus estudios, aunque la primaria siempre tuvo excelentes calificaciones. Tenía muchos conflictos familiares por el hecho de no querer seguir las órdenes de su padre y convertirse en un profesional de aduanas, ya que a Hitler le llamaba la atención ser pintor.
Durante su juventud, Hitler decía que atravesaba los mejores años de su vida por lo que tenía que aprovecharlos al máximo, tanto es así que no se preocupó por terminar sus estudios ni conseguir un trabajo, sin embargo, se empeñaba cada día más en el arte, la pintura y el mundo de la arquitectura, también era un buen lector, le gustaba leer sobre historia y política, lo que lo hacía un fanático nacionalista y empieza a odiar de alguna manera la diversidad étnica en la que vivía rodeado en el imperio Austro-húngaro.

1907 es cuando Hitler va a Viena y presenta la prueba de admisión en la academia de bellas artes, sin tener éxito alguno, el año siguiente lo intenta por segunda vez, pero no logra ser admitido, ser rechazado 2 veces lo decepciona mucho. El mes de diciembre de 1908 muere su madre por lo que decide mudarse definitivamente a Viena. Los primeros años fueron los más duros pues se enfrenta a la realidad de no tener empleo, lo corren del apartamento donde se alojaba puesto que su economía era crítica, incluso se dice que llegó a vivir entre los indigentes por un tiempo.
Con el paso del tiempo empieza a ganar algo de dinero pintando cuadros y consigue algo de estabilidad económica. En esta época empieza a tener una filosofía poco común, basada en el antisemitismo, pues decía que Viena era una ciudad con muchas razas lo que le parecía repugnante.
La vida militar de Hitler
Un soldado obediente, gris, sin formación ni recursos. Así era Adolf Hitler cuando terminó la Primera Guerra Mundial. Andaba justo de ropa de civil y no tenía oficio, por eso optó por quedarse en el Ejército todo el tiempo que le dejaran. Allí le daban de comer. De no ser así, jamás habría sido nombrado unos años más tarde —el 29 de julio de 1921— en el líder del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán.
Tras conocer el hambre y la miseria en Viena, cuando intentó en vano materializar su sueño de ser un gran pintor, Adolf Hitler, que por entonces tenía 24 años, se trasladó en mayo del 1913 a Münich, Alemania, aparentemente para eludir el servicio militar en la Austria de los Habsburgo, pues no deseaba servir junto con eslavos y judíos, aunque también siempre se había sentido atraído por la prosperidad y fortaleza que mostraba el Imperio alemán, en contraste con el decadente Imperio austrohúngaro.
En Münich, sobreviviendo gracias a los escasos dineros que le había dejado una herencia paterna, Adolf Hitler siguió a la deriva, viviendo de sus acuarelas y bosquejos hasta que estalló la Primera Guerra Mundial, hecho que le causó una sensación de gran alegría.
Una semana después de que estallara la Primera Guerra Mundial Hitler se presentaría como voluntario en el Ejército alemán, siendo asignado al regimiento bávaro N° 16. Los integrantes de este regimiento, después de unas semanas de rápida instrucción, serían enviados el 21 de octubre de 1914 hacia los campos de batalla de Flandes, la zona flamenca de Bélgica.
Hitler participó en una cruenta batalla en la carretera de Menin, cerca de Ypres, Bélgica, en la que los efectivos de su regimiento se vieron reducidos de 3.600 a 611 hombres.
El 1 de noviembre de 1914 Hitler fue ascendido a cabo, siendo destinado el 9 del mismo mes a la función de ordenanza, transformándose en integrante de un grupo de ocho o nueve correos cuya tarea consistía en llevar órdenes a pie, y a veces en bicicleta, del puesto de mando del regimiento a los jefes de unidad y batallón del frente, situado a tres kilómetros de distancia. De los ocho correos asignados al estado mayor del regimiento, tres murieron y otro resultó herido durante un enfrentamiento con soldados franceses el 15 de noviembre de 1914.
Adolf Hitler, quien junto a otro compañero habían salvado la vida del comandante del regimiento, Phillip Engelhardt, recibiría el 2 de diciembre de 1914 la Cruz de Hierro de segunda clase, convirtiéndose en uno de los cuatro correos de entre los sesenta hombres del regimiento que recibieron ese honor. Hitler confesaría más tarde que ese fue “el día más feliz de mi vida”.
Entre marzo de 1915 y septiembre de 1916, el regimiento de Adolf Hitler combatió en las trincheras cerca de Fromelles, en Francia, defendiendo un tramo de dos kilómetros de un frente estancado. Más tarde, tras contener a duras penas una ofensiva británica, el regimiento se trasladó más al sur, al Somme, donde Adolf Hitler resultaría herido en el muslo izquierdo cuando estalló un obús en el refugio de los correos y mató e hirió a varios de ellos.
Tras recuperarse de esa herida, Hitler se reincorporó el 5 de marzo de 1917 a su regimiento, que tras encontrarse combatiendo en Vimy, volvería a combatir en Ypres, el mismo territorio que había estado defendiendo tres años antes, para contener un gran ofensiva desatada por el ejercitó británico sobre Flandes en julio de 1917. En abril de 1918, el regimiento de Hitler participaría en la segunda batalla del Marne, que se saldó con un gran número de bajas y que sería la última gran ofensiva alemana de la guerra.
El 4 de agosto de 1918, el comandante del regimiento, el mayor Von Tubeuf, condecoró a Adolf Hitler con la Cruz de Hierro de Primera Clase. Hitler fue nominado a la condecoración por el valor demostrado en la entrega de un importante despacho tras averiarse las comunicaciones telefónicas, cuando tuvo que recorrer la distancia que separaba el cuartel general del mando del frente, bajo un intenso fuego de fusilería y morteros. La noche del 13 y 14 de octubre de 1918, Hitler quedaría momentáneamente ciego tras caer, junto a otros compañeros, víctima del gas mostaza en las colinas del sur de Werwick, cerca de Ypres.
Tras ser sometido a un tratamiento médico inicial en Flandes, Adolf Hitler fue trasladado a un hospital de Pasewalk, en Pomerania, lugar donde se enteró del fin de la Primera Guerra Mundial, de la rendición incondicional de Alemania y de la revolución popular que había provocado el fin de la monarquía del Kaiser en el país germano, revolución que según Hitler y los nacionalistas alemanes había sido orquestada por la izquierda marxista y los judíos.
La amenaza de la desmovilización militar, que amenazaba con separar a Adolf Hitler de la única comunidad en la que se había sentido cómodo, para devolverlo a una vida civil en la que no tenía rumbo ni perspectivas profesionales, se evaporó cuando el ejército alemán (Reichswehr) lo empleó como oficial educador y como V-Mann, es decir, como espía del Comando de Inteligencia del Ejército, con el objetivo de atraer a otros soldados de ideas similares y para investigar partidos políticos sospechosos, que pudieran albergar tendencias socialistas y comunistas.
Fue en su carácter de espía o V-Mann que Hitler asistiría el 12 de septiembre de 1919 a una reunión que se celebró en una cervecería, convocada por un pequeño partido político de inspiración nacionalista llamado Partido Obrero Alemán (Deutsche Arbeiterpartei, DAP), el futuro Partido Nacional Socialista.
Con el tiempo, tras simpatizar con las ideas de este partido e ingresar como militante, la carismática figura de Adolf Hitler iría cobrando cada vez mayor protagonismo, participando a tiempo completo en las actividades del partido y perfilando con nitidez su nueva ideología, centrada en un gran misión nacional para recuperar la grandeza de Alemania, nacionalizar a las masas, apoderarse del Estado, destruir a los enemigos internos (judíos y marxistas) y adquirir nuevos territorios en el este de Europa.
Mein Kampf (Mi lucha). El libro de Adolf Hitler
Mi lucha (en alemán: Mein Kampf) es el primer libro escrito por Adolf Hitler, combinando elementos autobiográficos con una exposición de ideas propias de la ideología política del nacionalsocialismo. La primera edición fue lanzada el 18 de julio de 1925.
Luego del llamado Golpe de Munich de 1923, en el que los nazis y un grupo de militares trataron infructuosamente de tomar el poder por la fuerza, Adolfo Hitler fue condenado a la cárcel, pena que empezó a cumplir en Landsberg am Lech. Fué allí donde aprovechó para redactar gran parte de Mi lucha, estructurada originalmente en dos textos diferentes que luego se unificaron en un solo tomo.
En la primera parte de este ensayo panfletario, Adolfo Hitler comenta en forma extensa -y adaptada a lo que sería luego la propaganda oficial- su vida hasta entonces, desde su nacimiento, infancia y adolescencia en el pueblo austriaco de Braunau, pasando por sus años de “artista” y “sin techo” en Viena, su participación como soldado en la Primera Guerra Mundial, sus años de post-guerra y cómo llegó a formar parte y luego a liderizar el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes.
Aprovecha aquí para explicar como llegó a la conclusión personal de que los judíos constituían la “plaga moral” que enfermaba Alemania, que la democracia representativa es un error y que la propaganda es un elemento indispensable para conquistar a las masas y alcanzar el poder.
A continuación, Hitler explica los postulados “ideológicos” sobre los que se sustenta el partido nazi, ya bajo su férreo control:
- La existencia de una raza superior, la alemana, con derecho a dominar a las más débiles, como los eslavos del este de Europa, y a exterminar a otras, como los judíos. En este sentido, la nacionalidad alemana no debe ser otorgada sino a quienes forman parte de la raza aria.
- A su vez, el Estado no es otra cosa que un medio para alcanzar la felicidad de la raza, no un fin en sí mismo, y debe estar supeditado a este objetivo. Hace falta además un gobierno de mano férrea, a cuya cabeza debe estar un super-hombre (él, por supuesto).
- La necesidad del pueblo alemán de ganar cada vez más espacio vital (Lebesraum), extendiéndose hacia el este y controlando los recursos humanos y materiales de estos nuevos territorios.
El ascenso de Hitler al poder
El ascenso al poder de Adolf Hitler comenzó durante el período de entreguerras en Alemania, una época de gran agitación social y política. En cuestión de años, el Partido Nazi se transformó de un grupo oscuro a la principal facción política de la nación.
A comienzos de la década de 1930, el clima en Alemania era lúgubre. La depresión económica mundial había golpeado muy duro al país y había millones de desocupados. El recuerdo de la derrota humillante de Alemania quince años antes, durante la Primera Guerra Mundial, estaba todavía fresco en la memoria de muchos, y los alemanes no confiaban en su débil gobierno, conocido como la República de Weimar. Estas condiciones propiciaban el surgimiento de un nuevo líder, Adolf Hitler, y su partido, el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores, o partido nazi de manera abreviada.
Hitler era un orador potente y cautivador que atraía a un gran séquito de alemanes desesperados por un cambio. Les prometió a los desencantados una mejor vida y una nueva y gloriosa Alemania. Los nazis apelaban especialmente a los desempleados, los jóvenes y a las personas de la clase media baja (propietarios de pequeñas tiendas, empleados de oficina, artesanos y granjeros).
El ascenso al poder del partido fue rápido. Antes de que la depresión económica golpeara, los nazis eran prácticamente desconocidos, y habían ganado apenas el 3 por ciento de los votos para el Reichstag (parlamento alemán) en las elecciones de 1924. En las elecciones de 1932, los nazis ganaron el 33 por ciento de los votos, más que cualquier otro partido. En enero de 1933, Hitler fue nombrado canciller, el jefe del gobierno alemán, y muchos alemanes creyeron que habían encontrado al salvador de la nación.
1919
En el Tratado de Versalles, posterior a la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, las potencias vencedoras (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y otros estados aliados) le imponen rigurosos términos a Alemania. Alemania, bajo amenaza de invasión, se ve obligada a firmar el tratado. Entre otras cláusulas, Alemania acepta la responsabilidad por la guerra y acuerda efectuar enormes pagos (conocidos como compensaciones), limitar su ejército a 100.000 hombres y transferir territorio a sus vecinos. Los términos del tratado condujeron a un descontento político generalizado en Alemania y Adolf Hitler gana apoyo prometiendo anularlos.
1929
La caída en picada de los valores de las acciones asociada con el derrumbamiento de la bolsa de Nueva York trae como consecuencia una racha de quiebras de empresas. En Estados Unidos reina el desempleo. La «Gran Depresión», como se le llama, da inicio a una crisis económica mundial. En Alemania, en junio de 1932 hay seis millones de desocupados. Las dificultades económicas contribuyen a un aumento meteórico del apoyo al partido nazi. Como consecuencia, el partido nazi gana los votos de casi el 40 por ciento del electorado en las elecciones del Reichstag (parlamento alemán) de julio de 1932. En este punto, el partido nazi se convierte en el partido más grande del parlamento alemán.
1932
En las elecciones del Reichstag (parlamento alemán) de noviembre de 1932, los nazis pierden casi dos millones de votos en relación con las elecciones anteriores de julio. Ganan solamente el 33 por ciento de los votos. Parece claro que los nazis no ganarán una mayoría en elecciones democráticas, y Adolf Hitler acuerda formar una coalición con los conservadores. El 30 de enero de 1933, después de meses de negociaciones, el presidente de Alemania, Paul von Hindenburg, designará a Hitler canciller de Alemania en un gobierno aparentemente dominado por los conservadores.
La Segunda Guerra Mundial
La segunda guerra mundial fue un conflicto a nivel global que tuvo su desarrollo entre los años 1939 y 1945. En esta guerra se vieron involucrados la mayor parte de los países del mundo, entre los que destacan las más poderosas potencias de la época y que, hasta el sol de hoy, siguen conformando parte de esta lista de grandes potencias.
Los bandos de la misma fueron también numerosos, conformando diferentes ideologías no sólo políticas sino también nacionalistas y militares, lo que le da su puesto a esta guerra como la más concurrida.
La Segunda Guerra Mundial tuvo como inicio o desencadenante oficial la invasión que daría Alemania a Polonia durante el año de 1939. Hay que recordar que cuando la primera guerra mundial finaliza en 1918 a Alemania, como parte del tratado firmado, se le prohíbe rearmarse de nuevo, y el hecho de invadir Polonia implica que ésta había incumplido su parte del acuerdo, por lo que tanto Francia como Gran Bretaña declararon la guerra casi de inmediato.
Sin embargo, se sabe que la causa predominante de todo el conflicto fue el hecho de que tanto Alemania, como Italia y Japón tenían un gran afán de expandir sus límites territoriales, lo que les lanzó a la guerra con otros países.
La invasión de Polonia es el desencadenante de esta guerra, siendo que en su momento el imperio alemán buscaba continuar con sus antecedentes de la primera guerra mundial, que consistían en tomar a todos los imperios germánicos bajo su control y tutela; sin embargo, bajo el mandato del tercer Reich, buscaban ahora tomar el control de todos los países del mundo, forzándolos a tomar el ideal del control de la raza aria (alemanes) para sí.
El ejército alemán tuvo una gran ayuda proveniente de Italia, que en esos entonces estaba siendo gobernada por el dictador fascista Benito Mussolini.
Asimismo el imperio japonés se unió a la refriega en ayuda de estas potencias fascistas puesto que su deseo era el de extenderse al igual que los otros y tomaron la decisión de aliarse, procediendo posteriormente al controvertido y conocido bombardeo de Pearl Harbor.
Ante estas amenazas se unieron los frentes de Francia y Reino Unido, que buscarían la manera de resistir los ataques de los alemanes, aunque Francia sería tomada tiempo después.
Estados Unidos se une a los aliados luego del mencionado bombardeo de Pearl Harbor y Rusia luego de que Alemania, contrario al tratado que habían firmado, intentase tomar la ciudad de Stalingrado.
Todo esto desencadenó un conflicto sin precedentes que terminó con cientos de muertos y del cual todos los países participantes tendrían un difícil período de recuperación posterior.
El Holocausto
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis asesinaron a casi seis millones de judíos europeos. Este genocidio es conocido con el nombre de Holocausto.
El término holocausto proviene del griego antiguo y significa «quemarlo todo». Antes de la Segunda Guerra Mundial, esta palabra era ya, en ocasiones, utilizada para describir la muerte de un gran grupo de personas, pero desde 1945 se ha convertido casi en sinónimo del asesinato de judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial. Por eso, utilizamos el término «el Holocausto», con mayúscula. Los judíos también utilizan el término: Shoah, que en hebreo significa «catástrofe».
Se pueden mencionar diferentes motivos del Holocausto. La causa más directa es que los nazis pretendían erradicar a los judíos y tuvieron la posibilidad de hacerlo. Aunque su espíritu asesino no surgió de la nada. La ideología antisemita nazi debe entenderse en un contexto más amplio, de siglos de hostilidad hacia los judíos, racismo y nacionalismo moderno.
La muerte de Hitler
A las 21:30 horas del 1 de mayo de 1945, la radio de Hamburgo informó que en breve haría «un anuncio grave e importante para el pueblo alemán», tras lo cual comenzó a transmitir música solemne de Richard Wagner, el compositor predilecto del líder nazi Adolf Hitler, seguido de un fragmento de la Séptima sinfonía de Anton Bruckner.
La vida del Führer terminó el 30 de abril de 1945 con un tiro en la cabeza, por suicidio, al lado de su esposa, Eva Braun. Las versiones difieren en cuanto a la causa de la muerte; una versión afirma que murió solo por veneno y otra por un disparo autoinfligido mientras mordía una ampolla de cianuro. Los historiadores contemporáneos han rechazado estas versiones como propaganda soviéticai o un intento de compromiso para conciliar las diferentes conclusiones. Un testigo ocular declaró que el cadáver de Hitler mostraba signos de haber recibido un disparo por la boca, pero esto se ha demostrado como poco probable.
Fuentes:
Adolf Hitler – Wikipedia, la enciclopedia libre
🔶 Resumen de la Vida de Adolf Hitler. – Hilos de historia
Así se convirtió (el mediocre) de Hitler en nazi (abc.es)
Mi lucha – Wikipedia, la enciclopedia libre
Mi lucha (Mein Kampf), de Adolfo Hitler, reseña (aboutespanol.com)
El ascenso al poder de Hitler: una línea de tiempo (greelane.com)
Hitler llega al poder | The Holocaust Encyclopedia (ushmm.org)
▷ La segunda guerra Mundial: TODA LA INFORMACIÓN: RESÚMEN (centroestudioscervantinos.es)
¿Qué es el Holocausto? | La Casa de Ana Frank (annefrank.org)
Cómo murió Hitler y cuál fue el destino final de su cuerpo (eluniversal.com.mx)
La muerte de Adolf Hitler | Segunda Guerra Mundial
Muerte de Adolf Hitler – Wikipedia, la enciclopedia libre
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